Según la sentencia de la Audiencia Nacional que condenó a los directivos de Afinsa, los clientes seguían los consejos de los agentes comerciales de la compañía "hasta atraer y hacer caer a familiares, amigos, vecinos y conocidos en la red especulativa tejida por los administradores". A cambio, la sociedad se comprometía a recomprar los sellos, entregándoles el dinero invertido más una rentabilidad superior a la del mercado financiero, beneficio que provendría de la constante revalorización de la filatelia.
Según la sala, este negocio "era inviable", ya que "la inversión (de Afinsa) era mínima y generaba gastos que aumentaban el déficit patrimonial", como acreditó el agujero de casi 2.600 millones detectado hace más de diez años y que provocó la intervención.
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